Grecia: “Nuestro Odio a la Policía nos Unirá”

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Estamos a principios de abril y el impacto mental del encierro se vuelve aún más surrealista a medida que las estaciones cambian. Los actos de resistencia de las últimas semanas han sido a la vez hermosos y aterradores. Mientras tanto, el gobierno continúa restringiendo nuestras libertades a la vez que abre Grecia a turistas y negocios—a pesar de las tasas de infección que promedian entre 3000 y 4000 casos de COVID-19 por día, lo que coloca a Grecia en el tercero de los últimos puestos de la UE en términos de gestión de la crisis. En el siguiente informe, describimos el final de la huelga de hambre de Dimitris Koufontinas, los enfrentamientos del 9 de marzo y más.

Este informe es presentado por Radio Fragmata. Puedes leer nuestros anteriores informes sobre Grecia empezando aquí. Al final se incluye una lista completa de medios que informan sobre las luchas en Grecia.

Dimitris Koufontinas: Resistencia desde una Cama en la UCI

Nos complace informar que Dimitris Koufontinas, prisionero político del estado griego y perteneciente a la organización 17 de noviembre, sigue vivo después de una huelga de hambre de 65 días. A pesar de que esta era potencialmente fatal para Dimitris, el estado ha rechazado repetidamente su solicitud de volver a la prisión donde cumplió la mayor parte de su condena, más cerca de su familia. Puso fin a la huelga de hambre por la presión de su familia y determinados grupos políticos, reconociendo que había agotado todas las opciones legales disponibles. Aunque se enfrentará consecuencias de salud permanentes, inspiró a muchxs a salir a la calle o a la noche.

Koufontinas no consiguió que se atendieran sus demandas, a pesar de que lo único que reclamaba eran sus derechos legales. Conseguirlo era improbable desde el principio, sobre todo bajo esta administración, que es descendiente directa de la misma dinastía autoritaria contra la que luchó Koufontinas. Celebramos su acto de resistencia y el efecto catalizador que ha tenido para otrxs rebeldes. En nuestro último informe explicamos nuestras diferencias políticas con Koufontinas, que nunca ha sido anarquista; al mismo tiempo, es importante expresar nuestra solidaridad con él como preso político en lucha.

Todos los días durante semanas, pequeños grupos de personas valientes tomaron las calles en apoyo a Koufontinas; a pesar de su reducido número, se enfrentaron al tipo de brutalidad policial— incluidos cañones de agua—que generalmente se reserva para los disturbios. Las protestas crecieron en tamaño a medida que se hacía cada vez más obvio que el estado estaba preparado para dejar morir a Koufontinas. Las tensiones derivadas tanto de la pandemia de COVID-19 como del oportunismo del gobierno, al utilizarla para acelerar su agenda represiva, contribuyeron a preparar el escenario para este momento. Pero esta última postura de un conocido preso político fue lo que obligó a miles de personas a superar su miedo y salir del encierro.

Todos los días se llevaron a cabo manifestaciones. Surgió una fuerza ingobernable; ambas partes sabían que, si la policía llevaba las cosas demasiado lejos, causaría una explosión. Si un día veía grupos pequeños, la policía aprovechaba la oportunidad para atacar, solo para ver que estos se multiplicaban al día siguiente. Junto con las manifestaciones diarias aumentaron las acciones nocturnas. Se produjeron más de quinientos ataques dirigidos contra edificios municipales, comisarías, medios de comunicación de derechas e incluso coches particulares de la policía en las puertas de sus hogares. Con la policía concentrada en las principales manifestaciones y sin saber dónde podría atacar la gente a continuación, los ataques se hicieron tan frecuentes que se contrató seguridad privada para proteger las casas de políticxs y empresarixs prominentes.

Anarquistas, autonomistas, estudiantes, antifascistas, abogadxs, grupos de izquierda extraparlamentarios e incluso parlamentarios, marcharon codo con codo contra el empeño del gobierno de Nueva Democracia de marcar el fin de una era con la muerte de Koufontinas. Querían sentar un precedente mostrando que, quienes traspasen determinadas líneas en la lucha contra las instituciones autoritarias, morirán en prisión, junto con sus sueños y los movimientos que representan. Sin embargo, la administración no esperaba que se manifestara tal pasión. Los medios luchaban por cubrir las acciones clandestinas sin hacer referencia a la huelga de hambre que motivó estos valientes actos. Intentaron argumentar que las manifestaciones estaban extendiendo la COVID-19, mientras ocultaban la razón por la que la gente estaba en las calles. Aun así, miles de personas tomaron las calles de Atenas detrás de una pancarta que rezaba “Nací el 17 de noviembre”.

Manifestación en solidaridad con Dimitris Koufontinas.

En Atenas, Salónica, Patras y otras partes del país, la gente se movilizó a pesar del riesgo de arresto, multas y encarcelamiento. Lxs manifestantes hicieron patente que estaban dispuestxs a arriesgar su salud y seguridad antes que perder su libertad. Las multitudinarias manifestaciones transmitieron el mensaje de que no lloramos a lxs familiares de la actual junta, que no permitiremos que la clase dominante o sus medios de comunicación lxs presenten como víctimas. Lo más importante es que demostraron que, quienes sufren y luchan contra la dominación y la explotación tras las rejas, no serán olvidadxs, que “la pasión por la libertad es más fuerte que sus celdas”. A pesar del aislamiento del confinamiento, somos muchxs y estamos listxs para construir juntxs la próxima ola de tensión revolucionaria contra el estado y el capitalismo.

Como consecuencia de la huelga de hambre, los riñones de Koufontinas se vieron afectados y fue obligado a recibir diálisis. Siendo hasta la fecha su quinta y más larga huelga de hambre, sufrió un deterioro significativo de salud que tendrá efectos a largo plazo. Es una hazaña notable e inspiradora que haya sobrevivido durante tanto tiempo con nada más que un suero de vitaminas y su propia integridad y motivación.

Las demandas de Koufontinas se encontraban sin duda entre sus derechos legales. No reconocemos el llamado sistema de justicia del estado, ni esperamos nada justo de él. Después de que los medios de comunicación y el aparato estatal tuvieran que responder a las presiones políticas nacionales y extranjeras, se vieron obligados a afirmar que Koufontinas no había seguido el protocolo adecuado para presentar sus demandas, alegando que era absurdo que recurriera a una huelga de hambre. “Si cedemos a sus demandas, tendremos que hacer lo mismo por los violadores, que se matarán de hambre la próxima vez que quieran algo”, dijo la ministra de prisiones griega y admiradora de Trump Sofia Nicholau, una vez que la huelga de hambre se convirtió en un escándalo, ya no la pudo ignorar.

Lxs abogadxs de Koufontinas se pronunciaron tras las declaraciones de Nicholau, afirmando que ya habían seguido la vía legal varias veces y que regresarían a los tribunales para impugnar la negativa del estado a respetar los derechos de Koufontinas. Sus abogadxs intentaron recurrir la decisión de su nuevo traslado, así como argumentar que devolverlo a la prisión de Korydallos en Atenas protegería su salud y calmaría la situación. Lxs abogadxs mantuvieron informada a la población durante el proceso de apelaciones, debido a la sensación de que podría haber una guerra civil inminente si Koufontinas moría. Todas las vías judiciales que el gobierno afirmó que lxs abogadxs no habían intentado, en realidad habían sido rechazadas por el estado, empujando a Koufontinas cada vez más cerca de la muerte. Afortunadamente, Koufontinas es un revolucionario, no un mártir. Se le informó de los logros de su huelga; tras dejar al descubierto los engaños de los tribunales y la administración con respecto a sus derechos, optó por finalizar la huelga de hambre.

Las formas de represión estatal a las que se han enfrentado los movimientos políticos en Grecia han variado a lo largo de los años, pero solo se han vuelto comparables a las de países como Estados Unidos desde que el gobierno de Nueva Democracia asumió el poder. El estado griego se apresura a modernizar sus tácticas a través de una ofensiva permanente contra lxs oponentes políticxs que incluye avances tecnológicos, las políticas de “calidad de vida” y la intensificación de las investigaciones y el castigo mediante la creación de nuevas leyes antiterroristas. Nueva Democracia está anunciando que nada les impedirá imponer este nuevo status quo. Esta es una llamada de atención a los movimientos revolucionarios aquí: debemos adaptarnos y crecer en consecuencia, para asegurarnos de que esta represión no pueda aplastar la posibilidad de resistencia.

9 de Marzo: El Enfrentamiento en Nea Smirni

La manifestación contra la violencia policial del 9 de marzo creó una nueva situación a nivel nacional, permitiéndonos respirar más libremente en las calles y plazas de Atenas. Entendemos estos hechos en el contexto del resurgimiento de la resistencia provocado por la huelga de hambre de Koufontinas, las constantes manifestaciones estudiantiles y la implacable represión policial, pero merecen ser contados en detalle.

Las manifestaciones en el centro de Atenas en solidaridad con Koufontinas fueron incesantes, creciendo día a día, ya que creíamos que su muerte se acercaba. El movimiento ya estaba asomándose a las calles, tanteando el terreno para descubrir sus posibilidades en medio del confinamiento; era hora de empezar a explorarlo. Lxs manifestantes se presentaron a pesar de los riesgos; la sociedad en general también estaba cansada de este continuo experimento autoritario. Si bien las UCI se llenaron y las tasas de infección se dispararon, quedó claro que no había lógica en los controles que la policía nos imponía, a pesar de los intentos de los medios de asustarnos a todxs para lograr una aceptación incondicional. Lo que sucedió el 9 de marzo en Nea Smirni fue, sin duda, producto de las tensiones generalizadas que se estaban gestando en todo el país, e ilustró lo que significa para una revuelta extenderse más allá del típico perfil demográfico de lxs manifestantes.

El fin de semana anterior al 9 de marzo, la policía se dedicó a realizar controles a las familias que se encontraban en una conocida plaza, para ver si, de acuerdo con las medidas de la COVID-19, habían enviado el SMS correspondiente al servicio telefónico estatal o podían proporcionar documentación que demostrara que tenían derecho a estar en la calle. Lxs agentes acosaron a una familia, multándola con 300 euros simplemente por sentarse en la plaza. Luego, la policía golpeó a un hombre que se pronunció en contra de esta acción; afortunadamente, alguien lo grabó en video. Finalmente, lo arrestaron y continuaron con sus abusos alejadxs de las cámaras. Al principio, la policía afirmó que capturaron al hombre después de que 30 personas lxs atacaran. Los medios fomentaron esta versión, pero resultó ser una burda mentira. El video original se volvió viral, echando por tierra la narrativa que habían difundido los medios.

La policía se ha aprovechado de la excusa del confinamiento para utilizar constantemente este tipo de violencia en Atenas y en todo el país. En diversos barrios como el de Kipseli, así como en áreas como Exarchia, consideradas zonas anti-policía, la policía hostiga a personas de color, migrantes y refugiadxs sin temer que se enfrenten a ellxs para defender sus derechos o que los tribunales consideren sus peticiones. Sin desestimar la brutalidad y el autoritarismo de lxs agentes, es probable que el video de esta paliza y las noticias sobre el acoso policial hayan recibido cobertura de los principales medios de comunicación solo porque Nea Smirni es un barrio griego de clase media predominantemente blanco. Lo que fue captado por la cámara se consideró evidencia de las irregularidades policiales solo porque las víctimas eran el tipo de personas para cuya protección se supone que existe la policía. Por lo tanto, los medios de comunicación—que habían ignorado las manifestaciones de miles de personas y los casos de brutalidad denunciados por Amnistía Internacional—no tuvieron más remedio que publicar las imágenes de este hombre siendo golpeado y de policías sin mascarillas gritando a las familias por saltarse el confinamiento.

Izquierdistas, organizaciones comunitarias y anarquistas convocaron una manifestación contra la policía en la plaza principal de Nea Smirini, donde se había filmado el video. Esta manifestación se distinguió de las de Propylea y Syntagma, en el centro de la ciudad, por la participación masiva de vecinxs del barrio. Se estima que diez mil personas estuvieron en la plaza en esa marcha, y las organizaciones formales representaron solo una pequeña parte de ese número. Lxs anarquistas estaban presentes y dispuestxs a luchar, pero también lo estaban lxs abuelxs, adolescentes y niñxs del barrio asqueadxs por el ataque policial.

La policía estaba a la defensiva, ya que la violencia observada en el video era innegable y las personas a las que verlo les abrió los ojos, fácilmente podrían dirigir su vista hacia el resto de innumerables testimonios de brutalidad, represión y tortura. Muchxs se unieron a la manifestación suponiendo que la policía se mantendría a distancia, especialmente porque los medios de comunicación de izquierdas y derechas apuntaban a la posibilidad de una repetición de 2008 si la policía no mostraba moderación. En una muestra calculada de tolerancia, la policía MAT y Delta, utilizada para el control de multitudes, se apostaron cerca de la manifestación, en la estación de policía cercana, y en los puestos de mando móviles, pero manteniendo una posición defensiva. Supusimos que la policía no haría estupideces y se limitaría a informarse, y la gigantesca manifestación sería solo eso: una manifestación.

La policía no esperaba un número tan grande de vecinxs, ya que normalmente no asisten a las manifestaciones. Tampoco previeron la colaboración sin precedentes entre grupos de ultras como los del AEK, Atromitos, Panionios y Olympiacos, que se unieron extraoficialmente a la manifestación y contra la policía. El odio a la policía fue suficiente para unir a aquellxs que normalmente ni siquiera pueden sentarse unx cerca del otrx sin apuñalarse entre sí. Lxs ultras aportaron una fuerza emocionante y espontánea a la concentración en Nea Smirni; junto a anarquistas y antifascistas, reformularon las expectativas de la manifestación.

Graffiti en el club AEK de Exarchia, junto al monumento a Alexandros Grigoropoulos.

Mientras la policía se mantenía a distancia, lxs vecinxs, anarquistas y ultras iniciaron la marcha hacia la comisaría local. Se enfrentaron a la policía antidisturbios y sus gases lacrimógenos, después intentaron avanzar hacia la oficina del alcalde local, momento en el que la policía montada en motocicletas comenzó a cargar contra la multitud. La marcha se dividió en grupos itinerantes de vecinxs enojadxs, ultras, anarquistas y antifascistas. Grupos de individuos que llevaban palos, piedras, bengalas, cócteles Molotov y cualquier cosa que pudieran encontrar, se apoderaron de las calles. Multitud de pequeñas contiendas tuvieron lugar sin que se informara sobre ellas, desde familias que arrojaban piedras a la comisaría local hasta policías que lanzaban cócteles molotov a lxs manifestantes—pero un momento revolucionario fue capturado en video.

Un equipo de la policía de Delta estaba usando sus motocicletas para cargar contra lxs rebeldes en una entrada de la autopista cercana a Nea Smirni. Cientos de personas huyeron, pero se pudo ver a un individuo corriendo hacia adelante—esa chispa que puede iniciar el proverbial incendio de la pradera. Este valiente individuo corrió hacia la policía Delta y agarró la motocicleta de un agente, tirándolo al suelo. Al instante, decenas corrieron valientemente hacia la policía. El resto de lxs agentes de Delta abandonaron a su colega y huyeron. Esto no es sorprendente, ya que su vínculo se limita al cheque que reciben, mientras que nuestras conexiones se inspiran en la pasión por la libertad. El agente fue golpeado, pero lxs agresorxs, conscientemente, le perdonaron la vida. Aunque la policía intentó mantener la distancia el 9 de marzo, habían cosechado lo que sembraron a través de innumerables hostigamientos y agresiones.

La gente se retiró, a pesar de que la policía abandonó a lxs suyxs. La policía de toda la ciudad respondió con una ola de terror dirigida a Nea Smirni. Imágenes de video de sus comunicaciones por radio mostraban a la policía reuniéndose y gritando “Lxs mataremos a todxs”, aunque algunos canales de televisión adaptaron esto a “lo matarán” para proteger su imagen pública.

Esa noche se produjeron arrestos indiscriminados. Golpearon sin piedad a lxs adolescentes, hicieron redadas en casas y tiendas, tratando a cualquiera en el vecindario como potencial objetivo. Una adolescente que no pudo soportar ver a su amigx siendo golpeado por la policía Delta intentó intervenir, solo para ser también golpeada y amenazada con ser violada. Los videos filmados durante la noche aparecieron online, mostrando la verdadera naturaleza de la policía, mientras esa noche y durante los siguientes días se llevaron a cabo multitud de arrestos. Un grupo especial “antiterrorista” arrestó frente a un centro social a un participante del colectivo de activistas Masovka; puedes ver la entrevista a un miembro de este colectivo, en la que habla sobre su arresto y tortura, aquí.

La policía detuvo a varias personas pertenecientes a grupos de ultras en supuesta conexión con la paliza al policía de Delta, incluyendo en particular a un ultra del Olympiacos nacido en Irak. Este arresto se llevó a cabo únicamente sobre la base del testimonio de un pariente problemático del detenido, y después se hizo público un video que probaba que esta persona, en ese momento, se encontraba trabajando en una región completamente diferente. Sin embargo, a pesar de la multitud de pruebas que evidencian que ni siquiera estaba en la zona en el momento del suceso, permanece en prisión—y probablemente seguirá allí hasta que la policía encuentre alguien más a quien culpar.

El primer ministro salió en televisión para llorar al policía de Delta herido, suplicando unidad mientras ignoraba la brutalidad policial que había provocado la manifestación. La prensa de derechas intentó presentar a la policía como víctima para excusar su comportamiento, dando a entender que un agente caído es peor que toda una sociedad que vive en constante temor. No obstante, se llevaron a cabo manifestaciones en barrios de todo el país cuando gente de todas partes se unió contra la policía. No fue posible crear un discurso mediático que describiera sucesos aislados, ya que incluso los suburbios vieron el tipo de manifestaciones que generalmente son sólo típicas de grupos anarquistas en el centro de Atenas.

La represión continúa hoy en día. Sin embargo, con la excepción de algunos barrios rebeldes como Exarchia, barrios de migrantes, campos de refugiadxs y cárceles, la policía se ha visto obligada a dar un paso atrás— indudablemente como resultado de la unión de la gente en su contra.

Lxs ultras proporcionaron una fuerza considerable a la manifestación del 9 de marzo. En los vídeos que vimos ese día, no había sólo anarquistas, aunque su fuerza fuera significativa en las calles. Asimismo, este no fue un hecho aislado; lxs ultras han contribuido a varios momentos revolucionarios en Grecia, especialmente al levantamiento de diciembre de 2008. Personalmente, tenemos algunas críticas a la cultura asociada al movimiento ultra. Somos críticxs con la psicología de micro-nacionalismo que se encuentra en su base, y la misoginia y el sexismo asociados a ellxs. Especialmente en Grecia, la relación entre la mafia, las élites empresariales y los grupos de ultras es obvia. Sin embargo, no debemos rechazar a los ultras sin más. Este ambiente originariamente nacido de la pobreza, que ha despreciado a la policía desde el principio, merece nuestra consideración.

En Grecia, el deporte es accesible para todxs desde una edad temprana—mucho más que el punk rock o el hip hop, por ejemplo, que aquí ofrecen a muchas personas una introducción a la política. A diferencia de Estados Unidos, donde la cultura juvenil se ha despolitizado, los deportes profesionales y los grupos de ultras juegan un papel importante en la sociedad griega y en la politización de muchas personas, para bien o para mal. No se puede caminar por las ciudades o incluso el campo en Grecia sin ver graffitis de ultras— incluyendo graffitis antifascistas, anarquistas o fascistas y nacionalistas junto a los símbolos de estos grupos. Muchxs jóvenes encuentran desde temprana edad, su identidad y comunidad en grupos de ultras y deportivos, y posteriormente descubren a través de esta experiencia, la política y el desprecio consciente por determinadas instituciones.

Por ejemplo, AEK, un equipo deportivo convencional a la par de la NBA o la NFL de EE. UU., tiene una mayor presencia de aficionadxs antifascistas, mientras que equipos como el Olympiacos tienden a atraer más aficionadxs fascistas. Hay fascistas y antifascistas en ambos clubes, pero la cuestión sigue siendo que la escena ultra es una puerta de entrada a la política para muchxs, a pesar de todos sus defectos. Cuando piensas en los tiroteos en colegios de EE. UU., perpetrados por jóvenes alienadxs que no encuentran una comunidad o una salida a su frustración, puede ser que la escena ultra o los clubes de aficionadxs representen una salida más saludable para ese miedo existencial. A lo largo de la historia, los deportes se han utilizado para perpetuar al espectador y proteger el status quo; una vez más, para bien y para mal, la escena ultra los ha desafiado. En cualquier caso, el 9 de marzo en Nea Smirni, estos grupos compartieron con anarquistas y otrxs vecinxs la alegría de la solidaridad y de la venganza.

Al abordar el potencial y los defectos del movimiento ultra como presencia junto al movimiento anarquista en Grecia, recordamos las palabras de Alfredo Bonanno:

“Nunca es posible equilibrar la violencia liberadora con las condiciones de lucha. El proceso de liberación es excesivo por naturaleza. En el sentido de exceso o en el de la deficiencia.”

Estudiantes

Con la esperanza de suprimir una tradición de asilo universitario de casi cincuenta años, el gobierno continúa imponiendo la policía en los campus. Esto está teniendo lugar junto con las iniciativas para privatizar la educación, destruir la infraestructura del movimiento y modernizar el país de acuerdo con el paradigma neoliberal. Sin embargo, lxs estudiantes y otrxs jóvenes continúan saliendo a las calles, manifestando que la policía nunca será bienvenida en los campus ni en las facultades. Ahora mismo, las facultades permanecen cerradas, por lo que sigue siendo una lucha hipotética, pero lo que está en juego será concreto muy pronto.

El juego del gato y el ratón en las okupaciones continúa en las universidades de todo el país. Lxs estudiantes okupan un edificio, lo pierden en una redada policial y okupan otro al día siguiente. La sede universitaria de Salónica se ha convertido en una especie de zona autónoma, después de haber sufrido redadas y haber sido reokupada varias veces. Sigue resistiendo con el espíritu de las luchas estudiantiles de las que surgió, demostrando cómo las comunidades pueden ser más seguras sin policía. Se ha utilizado como centro de recursos comunitarios, proporcionando clases gratuitas, compartiendo conocimientos y llevando a cabo varias iniciativas de ayuda mutua.

Las manifestaciones estudiantiles en todo el país continúan a pesar de la COVID-19, y se espera que se intensifiquen a medida que se alivie el confinamiento y las nuevas políticas estatales del campus se pongan a prueba cuando reabran las facultades.

El Confinamiento

Es humillante presenciar el intento desesperado del estado de reabrir antes de la próxima temporada turística, a pesar de las tasas récord de infección. Todos estos meses de vivir en el purgatorio, con nuestras “libertades” determinadas por el estado y su definición capitalista de supervivencia, están llegando a su fin para que puedan abrir el país como si de un zoológico se tratara.

El fracaso de sus políticas es obvio, ya sea en las contradicciones de las medidas gubernamentales o en la tragedia que se desarrolla en los hospitales griegos. El estado se ha puesto a la defensiva. El gobierno todavía sigue criticando a la población, argumentando que el fracaso de estas medidas es culpa de lxs ciudadanxs que no las siguieron correctamente.

Al observar a las autoridades preparándose para forzar la reapertura de los establecimientos y las atracciones turísticas, cuando las tasas de infección están en su nivel más alto, unx debe preguntarse si están tratando de llevar el pico a lo más alto, para establecer una meseta que sea más acogedora para lxs turistas. Esto es solo una especulación, pero tiene más sentido que cualquiera de las cosas que se declaran en el parlamento.

Mientras el estado presiona para reabrir para lxs turistas, lxs trabajadorxs sanitarixs se manifiestan frente a los hospitales y el Ministerio de Salud, exigiendo EPI’s, el aumento de la capacidad de las UCI y la atención de otras necesidades básicas relacionadas con esta crisis médica. Lxs miembros del escuadrón antidisturbios MAT—que, como el resto de la policía griega, ha disfrutado de mayores salarios y presupuestos a expensas de los hospitales y su personal—atacaron brutalmente una reciente manifestación de trabajadorxs sanitarixs.

A diferencia de lo que pasa en Estados Unidos, aquí hay poco empeño en reconocer a lxs trabajadorxs esenciales como “héroes”. En EE. UU. las iniciativas para homenajear a lxs repartidorxs, lxs trabajadores del sector de la alimentación y lxs sanitarixs parecen ser parte de una estrategia capitalista para crear una narrativa de guerra, otorgando el estatus de “héroe” a ciertxs trabajadorxs a la par que mantienen sus salarios bajos. En Grecia, se están llevando a cabo iniciativas para glorificar la actuación de la policía y el ejército durante la pandemia de COVID-19, y sus presupuestos se han incrementado—a pesar de que no cumplen un papel fundamental en la lucha contra la pandemia. Mientras tanto, lxs repartidores, trabajadorxs del sector de la alimentación, sanitarixs y otrxs trabajadorxs esenciales deben simplemente considerarse afortunadxs por tener trabajo en estos tiempos. Se enfrentan al acoso, la violencia y la ira del estado si exigen algo más que el privilegio del empleo.

Ningún confinamiento, que desinvierte en hospitales para aumentar los presupuestos policiales y militares, tiene como verdadero objetivo proteger la salud de las personas. Tal confinamiento solo puede ser un experimento de autoritarismo. Tras la revuelta generalizada de marzo, la policía se ha relajado en su tarea de hacer cumplir el cierre. Todxs han sido testigos de cómo el gobierno se ha aprovechado del virus para impulsar nuevas políticas y reestructurar la vida cotidiana. Si bien muchas personas reconocen el impacto desastroso que un aumento en los casos de COVID-19 puede tener en los hospitales y lxs vulnerables, la mayoría simplemente se ha cansado.

Por supuesto, la policía sigue descontrolada en Exarchia y persigue a las personas de color para imponerles multas y detenerlas por saltarse el confinamiento, pero a la mayoría de la gente simplemente ya no le importa y actúa en consecuencia. ¿Qué otra reacción es posible cuando lxs turistas alemanes aterrizan en Creta de vacaciones mientras que a lxs que viven aquí se les prohíbe viajar a más de dos kilómetros de sus hogares?

En pocas palabras, el gobierno ha fracasado. Culpa de sus errores a quienes gobierna, y justifica su existencia con la idea de que puede protegernos de nosotrxs mismxs y de acontecimientos sin precedentes. Sin embargo, no nos ha protegido—su protección ha fallado. Esta es una prueba más de que el estado es un simple estorbo, si no una lacra—que existe solo para preservar un status quo que beneficia a una clase privilegiada a expensas de todxs lxs demás.

Represión

Desde que Nueva Democracia llegó al poder, el estado griego ha redoblado la represión contra militantes anarquistas. Sin embargo, a pesar del miedo, nuestro movimiento sigue siendo fuerte y resistente, con una solidaridad firme y amplia. Las multas, los arrestos, las detenciones, los juicios prolongados y los falsos casos anti-terroristas son constantes, pero el movimiento continúa.

La situación en las cárceles griegas continúa deteriorándose, debido tanto a la COVID-19 como a que la Ministra de Prisiones, Sofia Nikolaou, utilizó fondos adicionales para inflar los salarios del personal de prisiones en lugar de garantizar la seguridad de lxs presxs. Si bien hay muchos casos judiciales en curso, queremos destacar algunos en particular.

Errol, un anarquista nacido en Francia que fue capturado el 6 de diciembre, fue detenido en un centro de detención de migrantes y deportado a Francia sin juicio, en contra de sus derechos legales en la Unión Europea. El caso de Errol representa un movimiento sin precedentes del estado griego. Asombrosamente pudo regresar a Grecia. No obstante, Errol fue arrestado nuevamente tras una manifestación antirracista en Atenas y devuelto al centro de detención de migrantes conocido como Petrou Ralli. Tras su detención fue puesto en libertad el 29 de marzo y se le concedieron 30 días para salir del país o enfrentarse a nuevos procedimientos judiciales. Su valentía a pesar de los intentos del estado griego de deshacerse de él es inspiradora.

Mientras tanto, se ha reanudado el juicio contra el compañero anarquista Vangelis Stathopoulos, acusado de pertenecer a la “Organización para la Autodefensa Revolucionaria”. El tribunal de apelaciones también ha reabierto el caso contra la organización guerrillera “Lucha Revolucionaria”.

El juicio contra el compañero anarquista Dimitra Valavani ha sido pospuesto. La policía tomó su muestra de ADN violentamente, sometiéndole a una intensa intimidación y a lo que se ha descrito como tortura, como se cita en este comunicado.

El Camino por Delante

Esperamos que a medida que se alivie el confinamiento y cambien las estaciones, la gente no se vuelva olvidadiza o complaciente. Esperamos que se recuerde a la mujer multada por colocar una flor en memoria de lxs estudiantes asesinadxs en el Politécnico de Exarchia el 17 de noviembre, o las flores en recuerdo de Alexis Grigoropolous que un policía destrozó el 6 de diciembre, o las amenazas de violación y asesinato que la policía nos dirige habitualmente. Esperamos que la gente recuerde cómo durante el encierro, la policía, mientras atacaba cualquier expresión de disidencia, hizo la vista gorda con el tráfico de heroína y los burdeles en los que las mujeres se vieron obligadas a trabajar durante la pandemia. Estos se encuentran entre los ejemplos más atroces, pero la tortura física y la brutalidad generalizadas infligidas a innumerables estudiantes, anarquistas, y vecinxs que optaron por enfrentarse a la policía en los últimos meses no deben ser olvidados

Muchxs se están preparando para este verano como si fuera nuestra última cena. Sabemos por estas últimas semanas que, durante todo este tiempo, algo ha ido creciendo—en nuestros corazones y mentes, en nuestro coraje y compromiso. Hemos crecido junto a muchxs más allá de nuestros movimientos, en una sociedad en la que la COVID-19 ha revelado a la fuerza la verdadera naturaleza del estado y el capitalismo. En un lugar donde la gestión gubernamental es más confusa y kafkiana que en la mayoría de los lugares del mundo, ni siquiera el nacionalismo puede cegar a la gente ante el hecho de que el régimen actual se ha aprovechado de esta pandemia.

Como concluimos el informe de este mes, se ha abierto una nueva okupa en Atenas, mientras que una zona autónoma en la sede de la Universidad de Tesalónica continúa cobrando fuerza con la okupación de los edificios del departamento de Teatro y Ciencias. Al mismo tiempo, continúan los ataques a las comunidades de refugiadxs, el número de muertxs por la COVID-19 se ha disparado y la policía y lxs fascistas colaboraron abiertamente para atacar un centro social okupado en Salónica en el 200 aniversario de la independencia de Grecia de Turquía.

Estas últimas semanas nos han inspirado, a pesar de todo el dolor que inevitablemente conlleva presenciar las atrocidades que nos obligan a resistir. Solidaridad con quienes luchan contra el Estado y el capitalismo en todas partes.

Otras lecturas

Si estás interesadx en mantenerte al día de lo que está sucediendo en Grecia, consulta nuestras redes sociales en @radiofragmata en twitter y radiofragmata.org. Recientemente cerraron por tercera vez nuestra cuenta en Facebook, pero esperamos encontrar pronto la forma de volver. También recomendamos athens.indymedia.org. Las cuentas de Twitter de @exiledarizona, Abolition media worldwide y Enough is Enough 14 también informan regularmente en inglés sobre los sucesos en Grecia. Act for Free sufrió recientemente el secuestro de sus servidores a manos del estado holandés y, lamentablemente, está inactivo. Los archivos de la página están disponibles aquí.

Muchxs se enfrentan a importantes acusaciones, dificultades financieras debido a las multas recibidas mientras se encuentran desempleadxs y a daños corporales graves como resultado de los sucesos descritos en este informe. Combatir la represión con solidaridad es un proceso a largo plazo; te invitamos a que, como expresión de solidaridad, des a conocer y realices una donación al fondo que se ha creado.

Fondo de solidaridad permanente para revolucionarixs perseguidxs y encarceladxs en Grecia.