Solidaridad, Acción Directa, y Autogestión: Kasa Invisível

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Un Centro Social Okupado Se Convierte en un Centro de Apoyo Mutuo en Belo Horizonte, Brasil

A través de entrevistas con lxs fundadores y participantes, exploramos como un centro social okupado y colectivo de vivienda en Brasil ha continuado su función como centro de Apoyo Mutuo durante la pandemia. Esta es la tercera parte de una serie que explora proyectos de redes de ayuda mutua en todo el mundo en la era del COVID-19.


Lxs Zapatistas dicen que la mejor solidaridad que unx puede ofrecer, es empezar el propio centro social, proyecto, movimiento y revolución allí donde quiera que unx se encuentre. En Belo Horizonte, capital del estado de Minas Gerais al sureste de Brasil, un colectivo denominado Kasa Invisível (Casa Invisible en portugués) ha hecho caso a esa máxima, y espera inspirarte a hacer lo mismo.

La ocupación de Kasa Invisível.

Las tres casas inicialmente abandonadas, y ahora okupadas por este colectivo autónomo anti-capitalista, sirve de hogar para personas necesitadas, como centro social y cultural para la comunidad, y espacio para encontrarse y organizarse para la resistencia anti-autoritaria y la ayuda mutua. Aunque sólo en Minas Gerais existen cientos de edificios y tierras ocupadas, Kasa es uno de las okupas en la región que existe explícitamente para apoyar las luchas contra el estado y el capitalismo. Mientras reenfocan sus esfuerzos para identificar las necesidades de sus vecinxs durante la pandemia del Covid-19, el colectivo mantiene una relación constante de apoyo mutuo con la comunidad que les rodea, tanto ayudando, como recibiendo ayuda de aquellos que viven y trabajan allí. Mientras, aspiran a ser una referencia e inspiración para proyectos similares por todo Brasil, las recientes circunstancias han puesto el futuro de su ocupación en jaque, llevándolxs a hacer una llamada a la solidaridad de la comunidad internacional para mantener este centro vital de resistencia activa.

Desde 2013, el colectivo ha okupado tres casas en el centro de la ciudad, utilizando dos como centros de convivencia y manteniendo la tercera abierta a la comunidad como espacio libre para reuniones, talleres, proyecciones de películas, y huerto urbano, y ofrece espacio para movimientos, colectivos, y asociaciones que no disponen de sedes propias para realizar sus asambleas internas o eventos públicos.

“Contra el capital: okupa todo!” Una festiva reunión en Kasa Invisível antes de la pandemia del COVID-19.

El proyecto empezó cuando un puñado de organizadorxs políticxs anarquistas formaron un grupo de afinidad. La mayoría de ellxs se conocían de participar en otros centros sociales como Loja Grátis (Tienda Gratuita) y Ocupação Guarani Kaiowá, así como grupos como Passe Livre Movement, que aboga por el transporte urbano gratuito.

Z, que ha vivido en la okupa desde que el grupo okupó por primera vez la propiedad, indica que la idea de crear un centro social que funcionara como hogar, centro cultural, y estructura para la organización política anti-capitalista, había sido la ambición que habían compartido desde hacia mucho tiempo. “Desde el principio, el propósito de la ocupación ha sido ser un espacio que apoye a la comunidad” comenta. “La vivienda es importante, pero los espacios ocupados adquieren mucha más vida cuando se convierten en centros sociales, que pueden alimentar, y ser alimentados por la comunidad”.

Después de buscar casas vacías en la ciudad, descubrieron una casa en el centro de Belo Horizonte que había estado abandonada desde hacía más de 20 años. Construida en 1938, la casa art-deco tiene dos historias, había sido previamente un restaurante, y antes de ello la vivienda de una familia adinerada. El grupo se dispuso a hacer el sitio habitable: limpiando, quitando escombros, reconstruyendo suelos, pintando las paredes, poniendo nuevas tuberías para el agua y renovando el sistema eléctrico. Organizaron eventos para recaudar fondos para pagar los gastos de la reparación, que hicieron por si mismxs en grupos de trabajo semanales. Finalmente se abrieron a la comunidad el 27 de noviembre de 2013, con un festival callejero que llamaron Okupa Skina Fair.

Actualmente hay más de 6 millones de propiedades abandonadas en Brasil, un país donde el déficit de vivienda está estimado en 7 millones de unidades, y el 20 por ciento de la población habita viviendas inadecuadas. El deseo de Kasa Invisível de llamar la atención sobre esta desproporción se refleja en el nombre del colectivo. “Tiene mucho que ver con propiedades abandonadas, siendo espacios invisibles, así como con gente que no tiene donde vivir”, explica Z. “Otras personas pasan al lado de ambxs en la calle como si fueran objetos sin vida. Y solo se hacen visibles cuando decidímos tomar acción directa y mostrar que no hay necesidad de tener casas vacías mientras hay gente sin hogar.”

El movimiento urbano de okupación en Brasil emergió a finales del siglo veinte como respuesta a la profundamente arraigada crisis de lxs sin hogar. Este problema sin embargo puede ser rastreado hasta la era colonial, cuando el acceso a la tierra estaba restringido a ciudadanxs adineradxs, quienes recibían concesiones de tierras de la Corona Portuguesa. Una vez que Brasil se independizó de Portugal en 1822, las nuevas políticas de gobierno sobre las tierras limitaron severamente el acceso a ellas a los ciudadanos más pobres, particularmente inmigrantes y ex-esclavos de ascendencia Africana. Hoy en día, casi la mitad de la tierra de Brasil pertenece al 1 por ciento de la población, un grupo que incluye descendientes de la nobleza portuguesa. Iniciativas como el Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra, que tiene aproximadamente 1,5 millones de miembros, se han levantado para reformar esta distribución desigual, ocupando exitosamente parcelas de tierra inutilizadas desde los 80. Estos esfuerzos inspiraron a grupos populares de gente sin hogar en las zonas urbanas, que comenzaron a okupar edificios vacíos, empezando en Sao Paulo, la ciudad más grande de Brasil. Hoy, organizaciones de personas sin techo como estas, existen en al menos 14 de las ciudades más importantes a lo largo del país.

La historia más reciente ha visto a la economía de Brasil entrar en su segunda peor recesión, que empezó a mediados de 2014 como resultado de políticas macroeconómicas falladas y que fue exacerbada por escándalos de corrupción política que llevaron a la acusación y cese de la anterior presidenta Dilma Rousseff, miembro del partido social demócrata Partido de los Trabajadores (PT). La siguiente crisis económica ha incrementado desde entonces la brecha de riqueza del país con un margen cada vez mayor, el cual alcanzó su pico en 2019, y alimentó entre lxs votantes brasileñxs una oleada general de ira y desconfianza hacia gobierno, y en concreto hacia el PT. En 2018 el candidato reaccionario populista Jair Bolsonaro fue elegido presidente después de una campaña en la que se presentó a sí mismo como un outsider de la política e hizo un llamamiento a la extrema derecha con comentarios racistas, misóginos y homófobos, y un discurso a favor de la dictadura militar que rigió Brasil desde 1964 hasta 1985. Apodado el “Trump del trópico” por los medios brasileños, Bolsonaro ha prometido “limpiar” el país de izquierdistas.

Porque la solidaridad es tan importante en este clima económico y político, Kasa y otras okupas urbanas, como Casa De Resistencia en Bahia, Brasil, funcionan como una red informal de apoyo mutuo. “Tenemos distintas okupas en nuestra ciudad, la mayoría son edificios de varias plantas y docenas-o cientos-de familias” dice Z. “Intentamos mantenernos en contacto y construir ayuda mutua, especialmente con las casa okupas pequeñas, casas como la nuestra, donde la gente tiene menos conexiones y muchas necesidades.”

En las circunstancias actuales, en las que la distancia social es necesaria para mantenerse a salvo de la infección por Covid-19, el rol de Kasa como hogar para personas en situaciones económicas precarias, se ha convertido en su función más crucial. La okupa aloja actualmente a seis familias, con edades que comprenden desde niñxs pequeñxs a hombres y mujeres de mediana edad. El colectivo también incluye personas que no viven en la casa, y algunxs han conseguido poner en marcha ahí negocios cooperativos auto-gestionados, permitiéndoles esto ser más auto-suficientes en medio de la crisis económica.

Un video de apoyo explicando qué es y qué hace Kasa Invisível.

“Uno de nuestros primeros objetivos ha sido siempre crear un espacio seguro para colectivos que no tienen su propio espacio para juntarse” dice L, quien se unió a Kasa Invisível en 2016 después de conocer a varixs miembrxs mientras trabajaba con e Movimiento Passe Livre. “A menudo estos colectivos se encuentran en espacios públicos, o en espacios gestionados por la ciudad, y ambos tienen fallas en seguridad y burocracia.” Antes de la pandemia, otros colectivos utilizaban frecuentemente el espacio de Kasa para reuniones cerradas o eventos públicos, muchos de ellos, según L, no podrían haberse llevado a cabo en otros espacios que requieren pagos o no tienen la estructura necesaria. “Otra necesidad que definitivamente que podemos satisfacer es la de un punto de encuentro para personas con ideales libertarios y anarquistas”, nos comenta. “A menudo personas que se sentían solas en determinada manera de pensar o estudios, buscana a Kasa para encontrar a otrxs que piensen igual, y se ven fortalecidos como comunidad.”

Además de servir a la comunidad como espacio de asambleas y eventos, Kasa también tiene una cocina comunitaria, un taller de serigrafía, y una cooperativa de comida vegana. En los primeros días de la ocupación, el colectivo gestionaba en la casa una Tienda Gratuita y operaba en la acera recogiendo ropa, herramientas, libros y otros materiales que compartían de manera gratuita. “Esto nos permitió conocer y ayudar a mucha gente, especialmente personas sin hogar de nuestro vecindario, que eran lxs usuarixs principales.” nos cuenta Z.

Una vez establecidas relaciones sólidas con lxs vecinxs, las personas de Kasa Invisível se han visto preparadas mejor que nadie para responder a las necesidades de los más vulnerables de su comunidad durante la actual crisis global. “Incluso antes de la pandemia, recorríamos las calles alrededor de la okupa, y hablábamos con la gente en la calle” dice L. “Éramos capaces de mantener un diálogo que nos permite organizar nuestras acciones basadas en las necesidades reales de la gente.”

El cómputo de casos confirmados de Covid-19 en Brasil ha superado los tres millones, con más de 100.000 muertes. En este mes, Brasil ostenta el tercer puesto en número de casos confirmados de COVID-19 en el mundo. A pesar de ello, Bolsonaro se ha opuesto continuamente a medidas de cuarentena, tales como cerrar negocios y restringir el transporte público, afirmando que dañaría la economía nacional, y ha minimizado el peligro que supone el virus, desestimando las advertencias de los expertos en salud y los medios, tachándolos de “histeria” y “fantasía”. En Junio, el ministro brasileño de salud cerró una página web que mostraba el número total de infecciones y muertes del país ocasionadas por COVID-19, y comenzó a publicar los datos de las 24 horas anteriores. Tres días después, la Corte Suprema ordenó al ministro reanudar el reporte de casos acumulados, acusándolo de manipulación de datos y censura. Incluso en julio, cuando Bolsonaro arrojó un resultado positivo en el test del virus, continuó defendiendo su postura contra las medidas de aislamiento.

A pesar de los intentos del gobierno federal de ocultar el impacto del coronavirus, L dice que el número sustancial de muertes ha causado un inevitable sentimiento de dolor en la población de Brasil. “Y no pueden siquiera procesar esto de manera saludable, porque tienen que preocuparse del dinero, el alquiler, qué van a comer, y cómo van a ser capaces de protegerse a sí mismxs del virus, sabiendo que no pueden permitirse dejar de trabajar, dejar de coger autobuses atestados de gente. El impacto de esto en la salud mental de la población general es incalculable.”

Mientras adaptarse a la pandemia ha significado para Kasa no poder seguir alojando reuniones en la okupa, y suspender todos los eventos en el futuro próximo, en otras áreas, la situación ha dado a su función como centro de apoyo a la comunidad, más sentido que nunca. “En Belo Horizonte hemos visto como aumenta el número de personas que viven en la calle” cuenta L. “Esto es visible para cualquiera cuando sale de su casa”. En marzo comenzaron una campaña inspirada en campañas organizadas por otros colectivos en países como Chile y USA, para apoyar a la personas sin hogar de su área, tras comprobar que éstas estaban entre las más afectadas por la crisis. Comenzaron a recoger donaciones de dinero y material incluyendo comida, ropa, mascarillas, y kits de productos de higiene, que distribuyeron semanalmente entre sus vecinxs sin hogar y otras okupas en el vecindario.

“Contra el capital y las autoridades: solidaridad, acción directa, y autogestión”—kits de ayuda listos para ser distribuidos por el vecindario de Kasa Invisível.

Distribuyendo kits de ayuda en el barrio de Kasa Invisível.

“Todo esto se conecta, y solo profundiza el propósito que hemos tenido desde el inicio, que es usar la casa como herramienta para la comunidad” comenta Z. Él cree que estas acciones directas han hecho a más gente ser consciente, no solo de la presencia del colectivo en el vecindario, sino de la razón por la que están. “Mucha gente ya conocía Kasa Invisível, pero no todo el mundo se daba cuenta de todos los frentes en los que operábamos. Algunos pensaban que era solo algo cultural, o un sitio para música donde puedes ir gratis. Ha sido estupendo ver la respuesta de nuevas personas conociendo el espacio por primera vez gracias a la campaña, y otrxs dándose cuenta que Kasa es mucho más que un sitio de reunión, es también una herramienta de acción en nuestro territorio.”

A lo largo de la crisis el colectivo mismo se ha beneficiado de la solidaridad de la comunidad que le rodea. “La relación con la gente que asiste y apoya a Kasa, además de otros movimientos, ha sido también fundamental” dice Z. “Sobretodo porque no todos los residentes podían trabajar, y el apoyo mutuo fue esencial para nosotrxs para tener también algo que comer”. Más recientemente, esta solidaridad se ha convertido en algo particularmente crucial mientras se enfrentan a desafíos específicos de la ocupación de estas tres casas.

Un video sobre proyectos de apoyo mutuo organizados en la Kasa Invisível, cortesía del colectivo brasilero Antimídia.

Kasa Invisível ha sido amenazada con ser desalojada al autorizar un juez el 18 de marzo de 2020 la “reposesión” de la casa, y habiendo rechazado el tribunal la solicitud del colectivo de suspender la decisión.”Sin el apoyo de abogados y un colectivo de juristas de UFMG (universidad estatal) en solidaridad con el espacio, estaríamos en una situación complicada” dice Z. La petición de ayuda online que han organizado, que ha conseguido hasta la fecha la mitad de su objetivo de 5.000 firmas, hace un llamamiento al ayuntamiento de la ciudad de Belo Horizonte a suspender la reposesión de Kasa, y durante la duración de la crisis sanitaria, prohibir los desalojos de otros lugares en situaciones habitacionales precarias similares en toda la ciudad.

En Julio el colectivo hizo un llamado a la solidaridad, solicitando ayuda financiera y material para mantener las 3 casas a salvo y habitables para sus ocupantes, y sus puertas abiertas como un sitio libre para la comunidad en el futuro. Las intensas lluvias estacionales de la región, han causado inundaciones por todo el sureste de Brasil, tal y como señala Z, okupar significa ser responsable de gestionar y arreglar el propio espacio de convivencia. Para prepararse para la próxima temporada de lluvias, necesitan arreglar el tejado y los canalones, que resultaron seriamente dañados en las últimas lluvias, al añadirse al deterioro sufrido por la casa durante dos décadas de abandono, también tienen que mejorar la electricidad y las tuberías, arreglar suelos y paredes, y expandir puertas y pasillos para hacerlos accesibles. Hasta ahora han sido capaces de recaudar el 30% del costo total ($6.000) que necesitan para materiales, trabajo y gastos de transporte.

Z está convencido que establecer una relación comprensiva con la comunidad que les rodea, no limitada a grupos o escenas específicas, ha sido fundamental tanto tener un impacto real así como para generar el apoyo que sustenta su iniciativa. Para aquellos que se quieran embarcar en proyectos similares, acentúa cuán importante resulta demostrar los principios anarquistas, más que únicamente hablar de ellos. “Diseminar mensajes y teorías es muy importante, pero proponer acciones y ponerlas en práctica es incluso más importante para nosotrxs, para ser tomadxs en serio.”

Porque saben que este tipo de trabajo solo puede cambiar el mundo si otras personas y grupos lo replican donde quiera que estén, lxs miembrxs del colectivo continúan teniendo esperanza en que sus campañas inspiren esfuerzos similares, tal y como ellos se inspiraron en campañas de otras partes del mundo. “Creo que hablo por todxs, cuando digo que nuestro gran sueño es que espacios como Kasa Invisível se multipliquen por todo Brasil, especialmente en aquellos sitios donde hay falta de espacios de este tipo.” dice L.” Que pueda servir de inspiración y prueba de que es posible ocupar una casa abandonada, o muchas juntas. Es posible mantenerla con una gestión horizontal, sin la ayuda de compañías o aparatos del estado.”

Artículos anteriores en esta serie han explorado si la ayuda mutua debiera ser siempre política, particularmente en tiempos de crisis como en una pandemia global. Al preguntársele si considera el trabajo de Kasa Invisível como político, Z responde “Si ser político es una amplia relación entre acción y transformación social, sí, ciertamente. La relación entre acciones directas de ayuda mutua y otras formas de organización y visión radical de transformación social no siempre es obvia, porque incluso organizaciones de caridad burguesas pueden realizar acciones que parecen similares a las nuestras. Es en la manera de organizarse, en la visión a largo plazo, en la práctica diaria, cuando diseñamos y hacemos obvia la relación de emergencia o acciones espontáneas con prácticas y visiones revolucionarias.”

Para Apoyar a Kasa Invisível